sábado, 29 de septiembre de 2018

EMPIEZA POR LOS ZAPATOS - ANDREA AMORETTI

Cómo conocí a Andrea Amoretti es un misterio para mí, pero como ella "creo que la vida es un cúmulo de no casualidades y que las cosas inesperadas son las que más nos cambian". Solo recuerdo que un día me llamó la atención un libro amarillo, de preciosa edición, y que llevaba por título "El estilo que te hace feliz", pero no me hice con él, y cuando quise hacerlo, ese libro ya no estaba a la venta, mi gozo en un pozo. Así que empecé a seguir a Amoretti por las redes, y en cuanto descubrí que iba a publicar otro libro, "Empieza por los zapatos" no dudé ni un segundo en hacerme con él.


Este segundo libro llegó hasta mí en un momento delicado, no atravesaba mi mejor momento, me encontraba bastante deprimida, y sentía que no lograba salir del hoyo cuando ya estaba de nuevo en el fondo, esto fue con mi lesión de rodilla, mi baja laboral y los días lluviosos en los que salía de casa para rehabilitación, médicos y poco más. Y en ese momento, cuando leí el libro, pensé que estaba escrito para mí, y que el momento en que tenía que leerlo era justo ese.

Este segundo libro es muy diferente del primero, que consiste en pistas de estilo con un mensaje claro y directo y sin una narración que las vaya uniendo. Esto no lo desmerece en absoluto, lo cuento solo para aclarar en qué se diferencian uno y otro.

Empieza por los zapatos fue para mí como sentarme unas horas en el sofá de casa con un té calentito e iniciar un diálogo sincero, mujer a mujer, con Andrea. A través de este diálogo he descubierto muchas cosas que tengo en común con la autora, y otras que no, claro. Y sobre todo he aprendido de ella algunas cosas que me han hecho descubrir que en mi vida cotidiana puede haber (y hay) muchas más felicidad de la que pensaba, sobre todo si me tomo unos minutos para respirar, conectar conmigo misma y observar.

Es difícil hablar de un libro que me ha gustado tanto y no destriparlo. He de decir que a menudo he pensado que temas como la moda o el estilo eran algo banal, frívolo y superficial, pero no sólo a través de estas páginas, sino que con el paso del tiempo me he ido dando cuenta de que cómo nos vestimos, con que nos adornamos, dice mucho de nosotros y que incluso un color, un collar, un labial o unos zapatos bonitos y divertidos, además de cómodos, pueden cambiar el cómo no sintamos ese día. Incluso he descubierto esas "prendas refugio" que hacen que te sientas cómoda en la piel que habitas, que te veas mejor o incluso sentirte más segura en un momento concreto.

No recuerdo ahora mismo si Andrea menciona en su libro la palabra sororidad, pero si no lo hace (que creo que no) aunque no esté la palabra, el concepto en sí está presente a lo largo de cada una de sus páginas.

El libro nos invita a reflexionar, a establecer un diálogo con nosotras mismas, al autocuidado y autoconocimiento y a disfrutar con la experiencia de cuidarnos por dentro y por fuera, o al menos ese es el mensaje con el que yo me quedo.

Lo de empezar por los zapatos es literal y metafórico al mismo tiempo. A menudo, yo, que tengo una especial historia de "amodio" con ellos, empiezo mis looks por los pies. Ante todo necesito sentirme cómoda, pero mucho mejor si además son originales y divertidos. Por si nunca os lo he contado no me gustan los zapatos negros. (Esto viene de mi infancia, hasta los 18, antes de una intervención que me igualó ambas piernas, yo llevaba un alza de tres centímetros pegadita a la suela de mi zapato derecho, y esto implicaba que mis opciones de calzado eran muy limitadas,  y siempre tenían que ser negros y cumplir unas determinadas características, así que cuando me operé me desquité). En cualquier caso, como digo, también es una metáfora que alude a cómo el estilo debe emerger desde dentro de ti, y cuando conseguimos conectar con lo que somos (nuesta esenecia) se obra la magia.

Andrea da también de mucha importancia al diálogo con nosotros mismos, porque lo que nos decimos alimenta la imagen mental que tenemos, con lo cual hay que aprender a controlar ese diálogo y autoenviarnos mensajes de amor. Ya he dicho alguna vez que, personalmente, doy mucha importancia a las palabras, tanto a las que nos decimos como a las que decimos a los demás, incluso a las que no decimos.

Tengo el libro lleno de subrayados y de notas pegadas en post-it, pero no se trata de que parafrasee o copie las frases que aparecen en él, prefiero invitaros a descubrirlo por vosotras mismas. Solo os dejo una cita de José Tolentino Mendonça que me gustó mucho, "vivir es así de simple, solo necesitamos redescubrirlo, despojarnos de lo mucho que nos interfiere y abandonarnos a su flujo inexorable. A menudo estamos alienados de la vida, separados de ella por una muralla de discursos, de angustias de confusas esperanzas. Tenemos que perforar ese muro". 

Esta lectura no trata solo del estilo en nuestra forma de vestir, sino también en nuestro hogar, en la forma de relacionarnos con el mundo y con lo que nos rodea. También me quedo con el valor de los rituales, que no rutinas, con lo que he conseguido disfrutar de cosas que necesariamente tengo que hacer si no a diario, sí bastante a menudo.

Para mí el estilo es ser yo misma, sin sentirme disfrazada, sintiéndome cómoda, pero atreviéndome a veces a cambiar, a innovar, a introducir algo distinto que sea bonito y que me haga feliz.

Podría contaros mucho más, pero he decidido que "hasta aquí puedo leer" o más bien, escribir. Sin duda os recomiendo un paseo por la bellísima página de Andrea Amoretti, que es puro Amor (no en vano lo lleva en su apellido), donde podréis descubrir sus proyectos, sus camps, sus retiros (espero algún día poder acudir a alguno), sus podscat, así como sus redes sociales, y si os gusta lo que encontráis, os animo a haceros con el libro, merece la pena.

Cosas que tengo en común con la autora:

- También nací en el último mes del año (yo concretamente el último día).
- Soy feminista.
- Valoro la buena compañía por encima de todo.
- Me gusta empezar y acabar los días en silencio (un ritual).
- Y su lema (que descubriréis en el libro).

Al poco conseguí hacerme con éste

sábado, 22 de septiembre de 2018

OTOÑO Y EL ETERNO RETORNO

Bienvenido otoño,mi estación favorita

Regreso al blog, después de una pausa estival bastante larga, pero no acompañaban ni las ganas ni el tiempo. Antes me decía a mí misma que tenía que actualizar más a menudo, pero en este espacio mío voy por libre y sin obligaciones, a veces pienso en dejarlo, pero siempre acabo regresando. Es como un cuaderno de a bordo y a la vez una manera de estar en contacto con quienes me leéis sin esa prisa e inmediatez de las redes sociales.

El verano ha sido estupendo, lo he disfrutado mucho, no recuerdo desde cuando no disfrutaba tanto del período vacacional, ha sido como volver a ser una niña, y eso me ha hecho volver con fuerzas renovadas. Eso no significa que la vuelta esté siendo fácil, pero me lo estoy tomando con calma y lo mejor que puedo.

Llevo solo tres semanas de trabajo y parecen ya una eternidad, solo una con alumnos y dando clase, pero se hace dura por varias cuestiones, la principal de ellas el calor y la humedad que tenemos por estos lares y que dificultan enormemente nuestra labor. En las aulas masificadas (con más de 30 niños la mayoría de ellas), pasamos calor, mucha, con niños que sufren mareos, nosotros y ellos con la ropa empapada, rellenando constantemente botellitas de agua, rociando colonia de bebé en las aulas y abanico en mano, una situación tercermundista.

Pasando al lado positivo, este curso me motiva pensar que será el último por aquí, ya está decidido que el próximo lo empezaremos en otro lado. El costillo también aprobó las oposiciones de secundaria este año (nuestras vacaciones veraniegas empezaron más tarde por ese motivo, mundo-oposición) aunque sin plaza, pero se augura un próximo comienzo durante este curso.

La semana pasada comencé a ir a Málaga (al fin la city), tendré que hacerlo dos veces por semana y un viernes cada mes. No es fácil puesto que no conduzco y el transporte público en la Costa del Sol no es una opción demasiado viable, pero entre lo escaso del trasnporte público, los turnos de coche de los compañeros que van y vienen a Málaga y algún que otro BlaBlaCar parece que me ayudarán. La finalidad es obtener el C1 de francés en la EOI y el comienzo no ha podido ser mejor. (Preguntadme en diciembre y ya veremos, pero por ahora estoy contenta).

La otra novedad de este otoño lleva con nosotros desde el lunes y se llama Nanette, es una podenquita que hemos adoptado, y que aunque solo lleva seis días en casa ya nos ha robado el corazón y cambiado las rutinas, y estamos encantados. Es muy pequeñita, acaba de cumplir tres meses, y estamos en pleno proceso de que vaya aprendiendo, de momento no va mal, pero hemos necesitado de un tiempo extra y alguna noche durmiendo muy poco para adaptarnos mutuamente, pero estoy segura de que nos traerá muchas alegrías.

Como no quiero escribir un testamento (frase de mi madre cuando no se quiere extender) pero me apetecía volver por aquí dejaré para otro día u otro momento algunos temas que me rondan la cabeza y que quiero dejar en forma de post. Uno de ellos se lo debo a Bego, el del libro Empieza por los zapatos, el otro a Diana, que le prometí hablar del tádem Thermomix-Crockpot. Por cierto, el blog de Diana, Entre brochas y paletas está de celebración cumpleañera, así que os animo a pasaros por allí.

Buen otoño o buen inicio (para mí el otoño y el curso nuevo siempre han marcado los comienzos).

Nos "vemos" prontito.