jueves, 17 de marzo de 2016

SOBREVIVIENDO A LA INFERTILIDAD III

Después de las entradas anteriores me apetece mucho contaros en qué momento me encuentro (o nos encontramos) actualmente. Pongo entre paréntesis nos encontramos porque es obvio que esto es una cosa de dos, y que mi costillo está viviendo intensamente conmigo, pero al fin y al cabo soy ya la que relata la experiencia y la que está sufirendo "en sus carnes" todas estas pruebas.

Como ya sabéis, después de mi última pérdida el pasado 31 de octubre lo he pasado muy mal, he tenido una baja médica, he tenido ayuda psicológica (y psiquiátrica), la ayuda de mi psicoterapeuta y osteópata y por supuesto la de la gente que me quiere, y desde mi reincorporación al trabajo en enero podría decir que he salido al flote, aunque me ha costado mucho esta vez.

Los últimos meses han sido de calma y de encontrarme bien conmigo misma, pero ahora que han vuelto las pruebas y las visitas médicas me encuentro de nuevo un poco de bajón. Os cuento el porqué de estas pruebas y de estas visitas.

Entre finales de noviembre y principios de diciembre me fui encontrando mejor para tomar decisiones y después de dar muchas vueltas y preguntar decidí que tenía que encontrar a alguien que fuera experto en abortos de repetición, lo que me está pasando. Mis opciones eran varias: El Instituto Marqués en Barcelona, porque tiene una unidad de abortos de repeteción y falllos de implantación, visitar a una inmunóloga, hay dos muy conocidas en Madrid que son las doctoras Silvia Sánchez Ramón, en la Rúber y la doctora Diana Alecsandru, y en esa tesitura estaba cuando mi querida Carmen (mi psicoterapeuta) me dijo que tres pacientes suyas con la misma problemática habían encontrado en Sevilla (mi ciudad) a un tal Dr. Navarro con quienes estaban bastante contentas y que les estaba dando solución a sus problemas atendiéndolas de forma muy individulizada. Ella no me podía dar más datos, porque no conocía mucho, pero que buscara en San Google, y así lo hice.

Para resumiros, al final opté por pedir cita a la inmunóloga de la Ruber (conocida en los foros de fertilidad como SR) y al Dr. Navarro en su clínica de fertilidad en Sevilla, llamada Inebir. Ambas citan me las dieron en diciembre para el mes de marzo.

La primera cita, en Inebir la tuve el pasado 4 de marzo, en Sevilla, nos desplazamos hasta allí un viernes aprovechando que ese día mi jornada laboral termina a las 10.15 h. Y la verdad es que la impresión no ha podido ser mejor, para ambos. Es la primera vez que mi costillo y yo compartimos tan buenas sensaciones sobre un profesional de la salud.

Esta primera cita fue gratuita, y me sorprendió mucho porque fue una visita que duró casi 3 horas y en la que además de informarme perfectamente sobre lo que me está pasando y cuáles podrían ser los motivos se me informó sobre la pruebas que me debía hacer y me hicieron una revisión bastante completa, incluyendo ecografía. Nos gustó cómo nos lo explicó, atendiendo a nuestras dudas, el apoyo con literatura médica que nos ofreció y artículos que me había fotocopiado para que yo los leyese tranquilamente en casa. Pero nos gustó más aún que no tratara de vendernos la moto para que optásemos del tirón por una FIV con DGP como solución a todos nuestros males, porque ya nos dejó claro que esa no sería solución en nuestro caso.

Ese mismo día me dieron una documentación con una batería de pruebas (de las que ya tengo hechas bastantes) y que para nuestra sorpresa (de nuevo) no tenía por qué hacer obligatoriamente con ellos (sólo dos de ellas), así que en ello estoy, y desde ese día me he hecho:

- El pasado sábado 12 de marzo, una analítica hormonal y una ecografía para recuento de folículos (algo que hasta ahora no me habían hecho). Nos escapamos de nuevo a Sevilla de forma secreta (sin avisar a familia y amigos).

- Ayer miércoles, una analítica muy completa, que incluye pruebas de glucosa, serología y la hormona antimuleriana (para completar la eco del sábado y ver cómo están mis ovarios y mis óvulos).

- Y hoy tenía una prueba programada: la histerosalpingografía, que me han anulado por dos veces, y que me ha tenido cabreada, y enganchada a distintos teléfonos toda la mañana. Esta prueba consiste en una radiografía con contraste de útero y trompas y se hace en un centro radiológico que cuente con esta especialidad, no parece algo muy agradable, y además tienes que ir medicada, tomando antes un calmante y un antibiótico y si lo consideras necesario un relajante (tipo valium o lexatín) para ir lo más tranquila posible, y además tiene que ser en unos días muy concretos del ciclo (como casi toda estas pruebas). La cuestión es que ayer me llamaron de Hospiten, el hospital donde tenía la cita cogida desde hacía más de una semana para anularla, por lo visto tienen acuerdo con DKV para hacer esta prueba pero me dicen que luego se las ven y se las desean para que el seguro se la pague. Y digo yo, ¿esto no lo sabían cuando me dieron la cita?, y segundo, ¿tengo yo que como paciente/cliente salir perjudicada por este problema que deverían resolver entre el hospital y mi seguro?. La cuestión es que como ya estaba preparada para hacérmela hoy, después de horas al teléfono conseguí que en Quirón Campo de Gibraltar me dieran cita para hoy a las 12.45 horas, y estando en casa próxima a salir para el hospital (a unos 45 min en coche de casa) a punto de tomarme todo el arsenal de pastillas tuve una duda sobre el antibiótico y se me ocurrió llamarles, mi sorpresa fue mayúscula cuando aprovechando mi llamada me cuentan que no me puedo hacer esta prueba porque ellos no la realizan, de nuevo me pregunto por qué leches me dan una cita para una prueba que no hacen. Si alguien llama a mi casa para reservar una mesa para cenar esta noche lo primero que yo hago es decirle que se ha equivocado y que esto no es un restaurante.

Para resumiros esto último, me he pegado dos horas al teléfono he puesto reclamación, me he cabreado y agotado a partes iguales, pero la historia ha llegado a ser kafkiana cuando en medio de todo este jaleo me llama mi madre para decirme que esta mañana a las 9.20 alguien del hospital Quirón la ha llamado A ELLA para decirle que no me localizaban y tenía una cita con ellos para esta prueba. Aún estoy tratando de resolver este expediente x, porque jamás de los jamases he facilitado para nada el número de mi madre, más aún porque no la tengo al tanto de nada de esto. Con lo cual han vulnerado la política de proteccion de datos y mi privacidad. El número de mi madre fue mío hace la friolera de unos 12 años. He conseguido averiguar que los culpables no son los de Quirón, sino DKV, desde su call center han llamado a mi madre, lo que sigue siendo un misterio es cómo han dado con el número.

No quiero eternizar con esto esta entrada, no era mi intención, pero el día de hoy ha sido horrible. Tenía toda mi agenda cuadrada para ir haciéndome estas pruebas en una semana como ésta, en la que he tenido exámenes y evaluaciones por la tarde, casi no he tenido ni un hueco, saliendo cada día de casa por la mañana y volviendo por la noche. Así que ando agotada y desquiciada.

- Mañana tengo al fin la cita en la Rúber en Madrid, y debería estar ilusionada pero no lo estoy, por varios motivos. Los dos ginecólogos que me llevan (el de reproducción y el mío de siempre) me dicen que me voy a gastar 200 euros para que me digan algo que no me va a servir de nada, porque entre otras cosas ellos ya han visto los resultados de las pruebas que  me pidieron para esta consulta de mañana y según ellos no hay nada que tenga que ver con mis abortos. Y en segundo lugar porque estoy cansadísima tras una semana como ésta en la que no he parado en casa, son casi las 22 horas, tengo que cenar, preparar maletas y mañana en cuanto salga a las 10.15 horas salir pitando para Madrid para poder estar a tiempo en la consulta por la tarde.

Lo cierto es que con todo este lío ni ganas tengo de vacaciones, aunque hemos programado subir a Albarracín tras el finde en Madrid y luego otros días en Sigüenza para el próximo fin de semana terminar en Sevilla, donde tendré que quedarme porque el lunes 28, justo a la vuelta de vacaciones tengo otra prueba programada en Sevilla (la prueba de transferencia).

Por si todo esto fuera poco y no estuviese lo suficientemente agobiada, mañana sale la resolución del concurso de traslados, y tengo unas dudas tremendas. No sé si me darán algo, luego está la opción del concursillo (que si no me dan nada sería una opción para irme de forma temporal a otro sitio por un curso, pero mantener aquí mi plaza definitiva), y a mi costillo no le apetece mucho irse de aquí, lo cual me genera muchísimas dudas.

Siento haberos soltado todo este rollo, pero de verdad que necesitaba de nuevo un desahogo, al final voy a conseguir que nadie pase por aquí a leer mis cuitas.

Al final he decidido que la dichosa histerosalpingografía me la haré en el próximo ciclo. Mi costillo está esperando también a que llegue el día de su cita para hacerse sus pruebas, por la Seguridad Social. Sí, habéis leído bien, y por fin alguien ha decidido hacerle pruebas también a él. Me explicaron que lo que me está ocurriendo hay "sólo" un 20 % de posibilidades de que pueda ser a casusa de sus bichines. Que digo yo, que a mí al menos no me parece un porcentaje tan bajo como para que hasta ahora no le hayan hecho prueba alguna (salvo el cariotipo).

Una vez que tengamos todas estas pruebas tendremos lo que se llama la cita de programación, y ahí nos dirán qué opciones tenemos.

Hemos dudado mucho si acudir o no a la cita de mañana en la Rúber, pero creo que nos quedaremos más tranquilos agotando ya todas las posibilidades.

Gracias de nuevo por escucharme y estar al otro lado. Hoy es de esos días en los que no puedo más.

Ahora desconecto por vacaciones, a la vuelta os leo y os cuento. Espero volver con mejor estado de ánimo del que me voy, aunque los viajes y las compañías seguro que lo consiguen.

Esto vuelve a ser el día de la marmota.

lunes, 14 de marzo de 2016

SOBREVIVIENDO A LA INFERTILIDAD II

En la entrada anterior os contaba nuestra  primera búsqueda que acabó en pérdida.

Bien, pues a partir de ahí, nos recomendaron esperar tres ciclos y volver a intentarlo. Entre tanto analizaron los restos en anatomía patológica, y como bien me había advertido la ginecóloga que me practicó el legrado no sacamos nada en claro, esa misma chica me dico los resultados y me hizo una exploración para confirmar que todo estaba como debía pasado un mes.

Así que pasadas tres reglas y con mejor ánimo empezamos de nuevo la tarea. También vino al 4º intento. Ese verano nos fuimos de vacaciones,durante las mismas noté que tenía un retraso, tenía el pecho bastante hinchado y hacía pipí continuamente, pero pensé que me estaba obsesionando, así que pasé un poco del tema, hasta que de vuelta a casa y con un retraso de unos 12 días (teniendo en cuenta que yo no soy como un reloj) me hice el test de embarazo, y dio positivo. Esta vez la alegría nos duraría poco. Era sábado, recién llegados de vacaciones habíamos quedado con unos amigos para ir a una moraga (a comer espetos a la playa), poco antes de salir me hice el test, salíamos contentos pero acordamos esta vez no decir nada a nadie, y así lo hicimos. Hasta que después de la cena y bastante entrada la noche, estábamos en una heladería, entré al servicio y noté que manchaba. No hizo falta decir mucho porque mi cara era un poema cuando llegué a la mesa y dije que nos íbamos. Tratándose de dos buenos amigos de confianza al final se lo acabamos contando, porque además íbamos sin coche, sin documentación, y nos llevaron a casa para que cogiésemos las cosas y nuestro coche, y por supuesto esta vez no tuve dudas, fuimos directos al hospital.

Esa noche entré en contacto con quien ahora sigue siendo mi ginecólogo. Primero me hicieron otro pipí-test que obviamente dio positivo, me examinaron superficialmente y me dejaron a la espera de que me viese el ginecólogo. Llegó este hombre, y como me temía cuando me hizo la eco, me dijo que 12 días de retraso era aún pronto para que se viera algo, pero que apenas manchaba, que podía ser incluso de implantación (dado lo irregular de mis ciclos) y que me haría una beta, esta dio positivo y me mandó a casa con reposo absoluto y progesterona, no sin antes decirme "tienes útero septo, ¿lo sabes, verdad?", a lo que yo le respondí asutada, "¿eso qué es?", entonces él me contó de qué se trataba, ya os lo conté aquí, pero os resumo brevemente. Tenía el útero divido en dos cavidades mediante un tabique (septo uterino) y en algunos casos eso puede dificultar la implantación o puede hacer que haya una pérdida en embarazos  más avanzados porque el feto ya no tenga cabida, aunque también es cierto que hay casos de embarazos a término con útero septo y otro tipo de malformaciones uterinas.

Yo me vine a casa y muy obediente hice todo lo que me mandaron, fue un fin de semana horrible, tumbada en la cama, ,sin dejar de manchar pese a la progesterona, aunque no tan abundante como una regla, me dijeron que si era abundante me fuese para el hospital, pero que si seguía así no. Así llegamos hasta el lunes, en un fin de semana horrible que tampoco deseo a nadie. Pero el lunes al levantarme de la cama para hacer pis y asearme aquello ya pasó a ser abundante y nos fuimos para el hospital. Allí otro doctor que estaba de guardia (y que también es estupendo) me confirmó que estaba abortando (un bioquímico esta vez) y volvió a decirme que tenía una malformación uterina, aunque él pensó que se trataba de útero arcuato.

De nuevo volvimos a casa, esta vez no hacía falta legrado, era natural y era similar a una regla aunque más abundante y dolorosa. Si bien esta vez en lo físico no me afectó tanto, psicológicamente me afectó muchísimo. La primera vez te dicen que ha sido mala suerte, pero ya a la segunda te preguntas ¿otra vez a mí?, pues sí, otra vez a mí, y además muy jodida por esa malformación que hasta ahora nadie había visto.

Así que me puse en manos de quien ahora es mi ginecólogo para hacerme pruebas que confirmaron el útero septo y su tamaño mediante una resonacia magnética con contraste y una histeroscopia quirúrgica en la que me lo extirpó directamente.

Llegados a esta situación, pensé que ya no había obstáculos que frenasen mi deseo de ser madre una vez realizada la intervención y pasado postoperatorio, revisión y luz verde. La revisión fue en octubre y en diciembre ya teníamos luz verde, así que a principios del año 2015 volvimos a ponernos en marcha. Esta vez me impacienté bastante porque el positivo tardo más en llegar, pero lo hizo en septiembre de ese mismo año, y en los primeros días de este curso supimos de nuestro embarazo. Lo viví con miedo, pero a la vez con ilusión, porque pensábamos que sin el útero septo ya todo iría para adelante, y aunque muy pronto tuve que pasar por urgencias, donde afortunadamente me vio mi ginecólogo, por un ligero manchado, esta vez todo parecía ir bien. Sin embargo, tanto por edad como por antecedentes mi embarazo sería calificado de riesgo, y en una segunda visita a urgencias por manchado decidió que hiciera reposo, me diera de baja y me dobló la dosis de progesterona, también estaba tomando adiro (aunque no me habían detectado ningún problema de coagulación).

Antes de llegar aquí, tengo que decir que tenía hechas la mayor parte de las pruebas por abortos de repetición que se suelen hacer a partir del tercer aborto. Me parece muy penoso que una persona tenga que pasar por esto tres veces (sí, tres) para que el seguro (ya sea Seguridad Social o Muface) te haga dichas pruebas. En mi caso no salió nada.

El manchado despareció enseguida, de nuevo volvimos a ver el saco, el embrión y el latido, y su crecimiento, porque en este caso me hacía ecos cada 15 días, pero como todo apuntaba a que la cosa iba bien, crecía como debía (aún no he sido capaz de deshacerme de la última eco donde se veía un renacuajillo aún, con sus medidas, aunque tampoco soy capaz de verla), así que dejamos un mes sin ecos, aunque el ginecólogo me dijo que a la mínima duda me pasara a verlo sin cita o lo llamase. Incluso entre medias pasé por allí a hacerme las analíticas del primer trimestre. Así llegamos tranquilos y contentos, porque me sentía bien a la eco de la semana 12, donde descubrimos que se había parado. Esa fue la peor de todas las experiencias, y la que me ha hecho tocar fondo.

Esto sí que no os lo voy a contar, porque ya lo hice aquí.

Entre tanto, y antes de pasar a la siguiente y última etapa, que es en la que me encuentro ahora, os quiero contar un par de cosillas.

He intentado llevar esto con naturalidad, y hay mucha gente que sabe lo que me ha ocurrido, pero es un tema difícil, la gente no suele hablar de ello. De hecho a raíz de todo esto que me ha sucedido, tres amigas, dos de ellas bastante cercanas, me han contado que llevan más de 3 años intentando quedarse embarazadas sin resultado alguno. Algunas se han puesto ya en manos de infertilidad, otras no, y a veces me cuentan unas cosas y otras las omiten, están en su derecho, pero en cambio preguntan mucho, en particular una de ellas. Ellas siempre me dicen la siguiente coletilla, "pero que suerte,tú al menos te quedas, yo ni siquiera sé si soy fértil o si podré". Sé que eso debe ser muy duro, pero de verdad, me gustaría que comprendieran que estamos en la misma lucha, porque conseguir el embarazo y que no llegue a puerto y no saber por qué es muy doloroso y bastante frustante. A mí no me sirve de nada lograrlo, de hecho, si fuese mi caso me habría ido de cabeza a reproducción asistida a que me hicieran una FIV o una IA y asunto solucionado. No tan fácilmente, que tiene lo suyo, son también muchas pruebas, estimulación, y por supuesto no te garantiza que lo consigas ni que sea en el primer intento.

Una de estas amigas además, a la que trato de animar en los últimos días porque no lo está pasando muy bien, cada vez que hablamos me repite lo de "anda, pues yo creía que lo tuyo había sido por in vitro, me habré confundido con otra amiga", se lo he repetido varias veces, ya me planteo si es que realmente no se lo cree y piensa que igual me coge en una reuncia. ¿Qué problema tendría yo en contarlo? y menos aún a una amiga que estuviese pasando por lo mismo. Y otra de ellas también me lo dijo en alguna ocasión, pero una vez aclarado que no, no ha vuelto a insistir.

Estamos todas en el mismo barco, nos une que todas queremos tener un hijo y éste no llega, sea por el motivo que sea. 

La otra cosa es que pienso que no se nos da la información correcta. Si en aquella primera visita que hice a la ginecóloga de Granada me hubiese advertido que con 36 años yo ya estaba en el límite, yo no me lo habría pensado, pero hasta los 39 me han estado diciendo eso de "aún eres joven" y me han mentido porque ni lo soy ahora, ni lo era entonces. Y ojo, que yo me considero una persona joven, pero no si hablamos de edad reproductiva no.

Hoy en la clínica de fertilidad a la que he decidido acudir, por vez primera en todo este tiempo me han hecho un recuento de folículos y me han realizado una analítica hormonal para comprobar qué posibilidades tengo aún de poder ser madre con mis propios óvulos. Y yo me pregunto, ¿por qué nadie me había contado esto antes? A este respecto he visto una información muy interesate en la página del foro de Insituto Bernabeu. Podéis leerla pinchando el enlace, pero la parte que más me interesa viene a decir que en cualquier momento de su vida reproductiva una mujer puede realizarse esta prueba, aunque aún no tenga deseos de ser madre, para saber qué posiblidades tiene realmente y si aún puede o no esperar.

En la próxima entrada os cuento qué pasos estamos dando por si pudiera ayudar a otras personas que estén en nuestra misma tesitura.

Gracias de nuevo por estar ahí.

sábado, 12 de marzo de 2016

SOBREVIVIENDO A LA INFERTILIDAD I


Lo que me pasa también se llama infertilidad, aunque haya conseguido tres embarazos.

Aunque la definición de infertilidad es la de no poder llevar a cabo un embarazo, también se aplica a quien como yo (o como nosotros) no ha podido llevar una gestación a término. Cierto que la situación es diferente y las pruebas que nos realizan (en gran medida) también lo son.

Cuesta mucho llegar a definirte como infértil (o al menos a mí) pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre y coger el toro por los cuernos. Y os cuento todo esto porque 4 ciclos después de mi último aborto creo estar en buenas manos, pero las pruebas a las que me estoy sometiendo en estos últimos tiempos me tienen un poco cansada, y en el día de hoy necesito un desahogo.

Últimamente, y con tanta visita médica me he visto obligada a contar de nuevo toda mi historia, desde que comenzamos hasta ahora. Lo cual resulta bastante agotador, pero es necesario hacerlo con cada nuevo profesional que visito. A veces incluso me cuesta acordarme de determinadas fechas, supongo que como un recurso para poder tirar para delante mi mente (más lista que yo) tiende a ocultarlo en un rincón. Así que he pensado que esto me puede servir a modo de resumen y como ejercicio de liberación.

A ver os pongo en antecedentes:

Poco antes del verano de 2011 con un traslado evidente a la ciudad donde ahora resido en la que me dieron mi plaza definitiva tras mi primer año como funcionaria en prácticas, el costillo y yo empezamos a hablar de la posibilidad de buscar un embarazo, no era algo inminente pero quería acudir a un ginecólogo que me hiciera una revisión bastante completa (más allá de la citología rutinaria de cada año) y exponerle mis dudas. También quería auyentar miedos, dado que mi prima había fallecido en septiembre del año anterior como consecuencia de un cáncer de ovarios fulminante que descubrió cuando trataba de ir a por su primer embarazo (esto me dejó bastante tocada). En fin, que acudí a una ginecóloga en Granada (donde vivía) por recomendación de una compañera, me hizo un examen bastante completo y me dijo que estaba bastante bien y que no tenía que tener prisa (aún era joven) que cuando lo tuviera claro fuese a consulta para que me recetase ácido fólico.

En todo esto considero que hubo dos errores: 1) no era joven (tenía 36 años) y 2) tenía útero septo y no lo vio.

Con esta tranquilidad nos vinimos a esta ciudad, pero no fue hasta marzo de 2012, ya asentados aquí que decidimos dejar los métodos anticonceptivos y empezar a probar suerte. Pasaban los ciclos y la suerte no nos acompañaba (y por supuesto yo no tenía ni idea ni de cuando ovulaba ni cuáles eran mis días fértiles). En esas estábamos, cuando tras unos 9 o 10 meses de búsqueda y tras varios problemas de salud a mí me detectaron cálculos en la vesícula y me tuve que operar y tuvimos que detener la búsqueda, durante las pruebas y antes de la intervención, y luego por recomendación del cirujano, que me recomendó esperar entre 6 y 9 meses para volver a buscar por el tema cicatrices (fue una laparoscopia) y recuperación del abdomen. Creo que esto último fue otro error y no debimos esperar tanto.

En fin, más o menos pasado ese tiempo comenzamos a intentarlo de nuevo, y esta vez llegó al 4º intento. Estábamos felices y contentos tras nuestro positivo y las betas que nos confirmaron que todo iba bien (ya que me hicieron dos para confirmar que se duplicaba). Así llegamos hasta la eco en que vimos que había latido y nos entusiasmamos al ver a esa cosilla minúscula latir dentro de mí. Así que nos fuimos de puente (de la Inmaculada) y lo contamos (inocentes) a familia (padres y suegros) y amigos.

A la vuelta acudí a hacerme la prueba de la glucosa y ese mismo día empecé a manchar. Era poquito y no dolía pero para quedarme tranquila fui a una clínica donde me podían ver, que no era la mía habitual, pero hacía unos meses allí me había hecho una revisión y la ginecóloga en cuestión, aunque no lleva embarazos aceptó verme. Esa misma doctora hacía unos meses en dicha revisión también me dijo que estaba todo bien y que aún era joven (por segunda vez tampoco vieron el útero septo). El día que aparecí por allí manchando no se lo deseo ni a mi peor enemigo (aunque no tengo), fue bastante desagradable porque me subí al potro, me puso el ecógrafo y nos decía a mí y a mi costillo "creo que se ha parado, no sé...vosotros observais movimiento, sí sí, hay un poco, pero creo que es reflejo de la madre, pero esto se ha parado, tiene toda la pinta, ¿vosotros que creéis?". Nosotros no dábamos crédito, yo lloraba y me moría de la pena allí mismo, me dijo "no pasa nada, es normal, pasa muchas veces, y eres muy joven aún, no te preocupes, anda baja de la camilla". Afortunadamente la enfermera (una chica muy jovencita) tuvo mucho más tacto y me dijo que no me moviera, me trajo clínex y un vaso de agua y me consoló un poco, y la doctora me dio unos papeles para que firmara un consetimiento y acudiera al día siguiente a hacerme un legrado, cuando no me confirmó si se había parado o no, es más, puso en el informe (que estaba por escrito) "posible" (toma ya) ausencia de latido".

Sé que os puede parecer a quienes me leéis que "parecíamos tontos" pero realmente nos vimos tan desamparados que no sabíamos qué hacer. A todo esto yo tenía que volver para el insti, llamé a quien era la jefa de estudios (y amiga) y le conté lo sucedido. Me dijo que me tumbara en casa, me quedase tranquila e intentara conseguir que me viera mi ginecólogo o cualquier otro. Así lo hice, llamé a mi clínica habitual, conté lo sucedido en consulta (ellos me habían mandado a donde acudí porque ese día no tenían ginecólogo) y me dijeron que el ginecólogo que me llevaba me vería en dos días. Intenté quedarme tranquila en casa, no me dolía, no había sangre, para acudir a otra consulta al día siguiente, pero no hubo tiempo. Me despertó muy temprano un dolor muy fuerte y un sangrado abundante, cogimos el coche y nos fuimos esta vez, directamente al hospital (Quirón), allí tras una larga espera en un sillón, con un dolor y sangrado bestial y rodeada de embarazadas, me atendió una doctora muy joven y con mucho más tacto que la del día anterior. Al principio, a pesar de la sangre y el dolor no lo daba todo por perdido, al comienzo de la eco vio saco gestacional, embrión, e intentó darme ánimos, para unos segundos después decirme que no, que se había parado y que allí mismo me iban a ingresar para someterme a un legrado.

Lo que vino después os lo imagináis, lo que seguro que no imagináis es que tras casi dos horas sentada en el mismo sillón me pasaron a una habitación (según ellos la única que tenían) repleta de cunitas y con un ruido insoportable (por unos aparatos) en la planta de maternidad. Esa misma noche me dieron el alta y me volví a casa, en un estado que no quiero recordar, porque aún mientras escribo estas líneas no puedo dejar de llorar. La única persona que se disculpó conmigo por esta habitación llena de cunas y con tanto ruído fue una enfermera mayor que vino a ver cómo me encontraba antes del alta.

Me he preguntado muchas veces si hubiese podido hacer algo más, si esa noche en lugar de quedarme en casa como todos me recomendaron hubiésemos cogido el camino y nos hubiésemos largado al hospital. La respuesta de los profesionales es que no, que no habría salido adelante (ahora, después de lo que me ha sucedido después también yo lo pienso), pero durante mucho tiempo me atormentó.

Sobra decir que llegué hasta aquí y de los cuatro ginecólogos que me habían visto (la de Granada, la mujer sin tacto que me hizo la revisión y que me atendió cuando manchaba, la gine de Quirón que me practicó el legrado y el ginecólogo que llevaba mi embarazo) ninguno había detectado aún mi útero septo.

De esta pérdida es obvio que se enteraron nuestros respectivos padres, mi hermana (y hasta mis sobrinillas), y los amigos más íntimos. Ellos quisieron consolarme, pero durante mucho tiempo no quise verlos. Fue mi costillo a quien le tocó llamarles para comunicárselo porque yo no podía soportar que llamasen o mandasen mensajes preguntando cómo iba, el embarazo, claro.

Esto ocurrió en diciembre de 2013, teníamos reservado un viaje a París en navidad, que finalmente hicimos, a París yo le llamo la ciudad donde siempre soy feliz. Logré salir de mi ensimismamiento y volver a sonreir, y a la vuelta pasé con mi familia el fin de las navidades, y mi cumple, el 31 de diciembre, soportando (y haciendo de tripas corazón) bromas de mis primos y tíos sobre que se nos iba a pasar el arroz o si sobre mi costillo servía o no para estos menesteres. Sé que no lo hacían con mala intención, ellos no sabían por lo que acababa de pasar, mis padres, hermana y cuñado sí, y nadie intervino en mi ayuda. Ese fue mi 39 cumplaños, y el útlimo que pasé con ellos, a partir de ahí decidí que rompería esta tradición (la de celebrar con ellos mi cumple en nochevieja) , porque la familia es la familia, y se supone que estas fechas hay que pasarlas con ellos, pero yo he decidido que no. Yo ya tengo mi familia, aunque ellos no lo entiendan, porque mi costillo y yo, con niños o sin ellos, ya lo somos.

Como veis, lo de ser escueta no va conmigo, y además me estoy pegando una llorera del copón (si me permitís la expresión) sacando todo esto. Así que dejo para próximas entregas el resto.

Gracias por estar ahí y "escucharme". Hoy sábado tuvimos que madrugar, y en el día hemos ido y vuelto a Sevilla, sin decir nada ni a familia ni a amigos. He elejido allí una clínica y un buen profesional que me ha devuelto la esperanza (al que he tenido que esperar tres meses para ver). Hoy tenía analítica hormonal y ecografía para recuento de folículos. Pero para ir por orden mejor os hablo de esto en orden cronológico (ya salió mi vena de historiadora).

*La imagen que ilustra el texto la he sacado de la red.


miércoles, 2 de marzo de 2016

FEBRERO - LA TEMPLANZA

Estos días ando a ratos bastante acelerada y otros un poco "plof", este mes que acaba de comenzar será movidito, y tengo citas imporantes pendientes que se aproximan. No obstante no quería dejar de compartir cuáles han sido los mejores momentos:

- Templanza: febrero ha sido un mes de calma, de esperas, de sosiego. He hecho muchas cosas, pero he aprendido a tomármelo todo con calma y  a diferenciar entre lo urgente y lo importante.

- Los paseos, los amaneceres camino al trabajo, el frío, el sol.


- Conseguir las entradas para el concierto de Ara Malikian para el 13 de abril, después de perdérmelo en Sevilla y en Málaga.

- Terminar la jornada y encontrar un regalito en mi taquilla, el libro del té, para una tetera como yo, genial.

- Leer Harry Potter.

- Improvisar.

- Disfrutar de mis sobris todo un finde, el del cumple de mi princesa mayor, el 14 de febrero (ella fue mi mejor regalo de San Valentín).


- Disfrutar de las comidas ricas de mi madre, en su casa y en la mía. Si llega una guerra o una amenaza nuclear podré sobrevir en el búnker con los tupers de mi madre.

- Los reencuentros con amigos (en mi pueblo y en Londres).

- Experimentar en la cocina, entre lo mejor que hecho: hamburguesas veganas, humus de remolacha y bizcocho de calabacín y chocolate (sí, estoy muy saludable con la comida).



- La semana de vacaciones: aquí en la provincia de Málaga tenemos la Semana Blanca, que me encanta, coincide siempre con la semana en que cae el día de Andalucía, y este año además le hemos arrancado un día más, el 29 de febrero, que también ha sido festivo, y además nos hemos ido a Londres, una ciudad que acabo de descubrir pero a la que volveré.



A marzo lo recibo con los brazos abiertos, porque en breve habrá de nuevo vacaciones.

Y vosotros, ¿qué tal ha ido vuestro mes de febrero?

Por cierto, he disfrutado mucho de los #366happydays.