sábado, 27 de mayo de 2017

LA DIFERENCIA ENTRE CONFORMARSE Y ACEPTAR

No hace mucho leía un post estupendo en el blog de Cristina Camarena, Kireei, cosas bellas. Hablaba sobre que la vida no es justa, y que mejor aceptarlo cuanto antes. ¿Significa eso que hay que rendirse ante las adversidades o las injusticias? No, nada más lejos de la realidad.

La cuestión es que al leerlo me tocó mucho la fibra sensible. Como muchos ya sabéis son ya más de 4 años los que llevo inmersa en esta lucha por ser madre, o mejor llevaba, porque es una lucha que he abandonado, y eso no significa que haya tirado la toalla o que me de por vencida. Simplemente, implica que después de hacer todo lo que estaba en mi mano por conseguirlo he decidido aceptarlo, no está siendo tarea fáci, pero es lo mejor para mí y para quienes me rodean.

Aún hay gente de mi entorno, o del foro de la clínica del que formaba parte (y que abandoné hace unos meses por mi salud mental), que insisten en que no debo conformarme, que aún tengo otras opciones que intentar. Y yo  me pregunto, ¿a costa de qué?. Durante este tiempo me he dejado la salud (física y mental), y un dineral que si hubiera invertido en otras cosas ahora tendría sus frutos (no significa en absoluto que me arrepienta de ello, simplemente me sirve la experiencia para saber que no quiero repetirlo). Creo por tanto que mi actitud está muy lejos de haberme conformado, y que cualquiera que me conozca un poco sabe que no soy, precisamente, una persona conformista.

En febrero, sí, hubo cosas buenas, como cuento en favoritos, pero fue un mes horrible, porque toqué fondo, me encontré fatal, me costaba cada día levantarme de la cama para ir a trabajar, y hacer lo más mínimo me supuso un esfuerzo tremendo. En ese punto hice caso a recomendaciones de gente que me quiere y volví a ir a la psiquiatra y a la psicóloga (la misma que antes me había ayudado tanto). La cuestión es que yo fui a la primera, solamente como paso indispensable para poder asistir a psicoterapia con la segunda. No obstante me diagnosticó una depresión y me mandó unos antidepresivos, de última generación, según ella, y con los que no tendría muchos efectos secundarios. Bien, pues después de casi una semana tomándolos, la situación era insostenibe, todo el día con náuseas, mareada, y drogada,con una sensación de ir flotando por la vida y sin percibir lo que me rodeaba (lo que mi madre llama, acarajotada). Así que por mi cuenta y riesgo, decidí abandonar la medicación (no sin pasar antes por la consulta de un médico y comentarlo) y enfocarme en salir por mí misma de ese agujerso en el que andaba metida. No ha sido un camino fácil, pero lo que más me ayudó fue aceptar que la vida es injusta, y tanto que lo es. Hay incluso injusticias mucho peores que ésta mía (aunque por tocarme de cerca, a mí me parezca lo peor), y el mundo no se para y sigue adelante, así que ¿por qué iba a deterneme yo?.

Desde que me he hecho cargo de que la injusticia es parte de la vida y de que debo aceptarlo, porque si no seguiré, como Don Quijote, luchando contra molinos de viento y voy a seguir haciéndome daño, lo voy llevando mucho mejor. Tanto es así, que después de la crisis, y desde abril, estoy en lo que yo llamo un momento disfrutón, siendo consciente de todo lo que tiene de bueno mi vida, con o sin hijos. Incluso pensando, a veces, que hay algunas cosas de las que hago que no podría hacer con hijos, o sería mucho más difícil.

Estoy además llegando a ese límite de edad que me había marcado al comienzo de todo esto, y no quiero ser madre más allá de una edad que para mí (insisto, para mí) ya no es la adecuada.

Ayer comí y pasé la sobremesa con unos amigos, con mi amiga A, que en diciembre fue mamá de dos bebés maravillosos, y a los que hasta ahora he podido disfrutar muy poco porque me costaba mucho estar con ellos. Cada vez que los veía volvía a casa con mi pena y el dolor de no poder estar viviendo lo mismo. Ayer, en cambio, volví a casa con la sensación de haber pasado un rato estupendo disfrutando de dos bebés, que no son míos, pero son maravillosos, y cuyos padres son lo más parecido a una familia que tengo por aquí. Y estoy segura de que este cambio mío ante ellos viene de esta aceptación.

Soy consciente de que aún tendré momentos de bajón, alguna vez, pero la mayoría del tiempo prefiero disfrutar de todo lo bueno que tiene mi vida, que no es poco. He preferido centrarme en lo que tengo, en lugar de en lo que no, como he estado haciendo demasiado tiempo.

Gracias a los que estáis ahí por escucharme.




viernes, 19 de mayo de 2017

FAVORITOS DE FEBRERO

19 de mayo, sí que llevo atraso en  esto de los favoritos, y por otra parte, da un poco de vértigo ver cómo ha pasado el tiempo.Volviendo la vista atrás veo que en febrero tenía tiempo libre, y ahora terminando mayo éste escasea, pero queda cada vez menos para las vacaciones.

¿Qué tuvo de especial febrero?

Para empezar es un mes que me gusta, es corto, es el cumple de mi sobri (14 de febrero) y además es el mes de nuestra Semana Blanca, la de Málaga, y de repente me encuentro con ese regalo de una semana de vacaciones que viene fenomenal en el ecuador del curso. Así que ahí voy.

- En febrero tuvimos el anticipo de la primavera, con temperaturas estupendas (sin el calor de ahora) e ideal para los paseos por la playa.


- Tuve tiempo de experimentos en la cocina, y algunas de las cosillas que hice fueron abóndigas veganas con mijo y remolacha, horchata y galletitas con las sobras de la horchata. (Lo que más me gustó fue la horchata casera, qué delicia).


- Las lecturas fueron varias, pero sin duda, la mejor, "The Time of My Life", que me hizo ver con otros ojos algunas pelis de los 80, así como escuchar bandas sonoras y volver a ver algunas de esas pelis. Un libro muy recomendable.


- Empezaron las vacaciones de Semana Blanca, y mientras el costillo hacía un viaje de trabajo a Marruecos yo disfruté de unos días de Rodríguez en casita mientras lo esperaba para partir rumbo a Palma.

- Ir de finde a mi pueblo a celebrar el cumple de mi sobri y reunirme con mi familia, con quienes eché un rato estupendo.

Y esto es todo amigos. Repitiéndome, insisto es que me supone una terapia ver que los meses anteriores no han sido tan "chungos" como me parecieron. Podría decir que febrero fue el mes en el que empecé a ver la luz después del palo de diciembre.


miércoles, 3 de mayo de 2017

FAVORITOS ENERO.

Aunque me coje el toro en esto de actualizar mis favoritos es algo que no quiero dejar atrás. Como dije en los de diciembre es una terapia al ver que al volver la vista atrás algunos meses no fueron tan malos como parecieron.

- En enero quise empezar el año con fuerza e intentar dejar atrás algunos episodios durillos de los meses anteriores, y al pensar en ello se me viene a la cabeza mi última visita a la clínica de Reproducción Asistida. Fui muy nerviosa y sin haber tomado del todo la decisión acerca de si sería la última o no, pero tras al menos una hora de charla con el doctor, interrumpida por alguna visita al servicio fruto de mis nervios y una llorera tremenda salí de allí convencida de no volver. Tanto es así que dejé al costillo en recepción arreglando papeleos y me salí corriendo ante la mirada atónita del personal y sus llamadas para que me sentara y tomara agua, pero lo que necesitaba era aire y salir de allí. Ellos me dejaron la puerta abierta, es más, sentí que insistieron demasiado, a día de hoy no puedo estar más segura y más contenta con la decisión que tomé.


- Recibir el año nuevo en Marruecos con una estupenda compañía fue también un acierto, y en cierto modo el prólogo de un año bastante viajero.

- Volví a retomar la costura, en pequeñas dosis, pero me gustó, ya que la tengo un tanto abandonadilla por falta de tiempo (sí, ese tiempo que me quita el trabajo).



- Las vacaciones navideñas terminaron con una visita a Málaga y a su recién estrenado museo de la Aduana. Visita que os recomiendo si pasáis por la ciudad.

- A mediados de mes retomamos el senderismo con la salida a Bosque Niebla, una ruta que llevábamos postponiendo algún tiempo y que fue una maravilla. Parece un bosque encantado o una peli de Tim Burton. Probarme que mi forma no era tan baja con los 20 km que hicimos tampoco estuvo mal.


- Volvimos a pasar un finde en Málaga, donde fuimos al teatro, a ver Invencible, con Maribel Verdú (no es que repitiese, de hecho ya dije que no fue para tirar cohetes, es que en diciembre la que vimos fue Incendios, lo he modificado en el post de diciembre), cenamos con amigos, paseamos por la ciudad y pudimos visitar la exposición de Mark Ryden en el CAC.


- También pude disfrutar de alguna comida en calma con mi amiga Cris y no quise dejar que terminara el mes sin aceptar el regalo de Kielhs de dedicarme un ratito a mí misma y a dejarme mimar con una limpieza de cutis y probando en mi piel alguno de sus tratamientos.

Así que resumiendo, creo que enero estuvo bastante bien, y recordarlo ahora con los agobios de estas alturas del curso me sirve de terapia.