martes, 24 de febrero de 2015

ENTRE LA MEMORIA DE LOS PECES Y EL DÍA DE LA MARMOTA.

No soy de esas personas que siempre han tenido claro que querían ser madres, de hecho, durante bastante tiempo lo dudé. Pero una vez que tienes claro que sí quieres, no hay marcha atrás, menos aún cuando en dos ocasiones se ha producido ese pequeño milagro para malograrse después.

Por supuesto nunca imaginé que lo iba a desear de esta forma, que me iba a resultar tan difícil y que hablaría de algo tan íntimo en el mundo 2.0. con gente a la que ni siquiera le pongo cara (a algunas sía). Pero ya véis aquí estoy.

Soy de las que lee otros blogs cuya temática principal es la búsqueda de un retoño, o la infertilidad, las babyhunters nos llaman (o busconas, que me hace más gracia), y suelo dejar mensajes de ánimo e incluso intentar poner cierta cordura en algunos temas. Con poner cierta cordura me refiero a dar consejos (de los que vendo, pero a veces para mí no tengo) sobre que nuestra vida no puede girar sólo en torno a esto, no automedicarse (me horroriza ver en foros que hay gente que dice si a ti el doctor te receta esto y te funciona, voy a comprarlo yo y a utlizarlo, recordemos que cada cuerpo y cada persona es un mundo y que lo que a mí me va bien por mis características, no solo puede que a ti no, sino que incluso sea peor el remedio que la enfermedad), tener ánimo, no hacer de la búsqueda el monotema de nuestras conversaciones o de nuestros blogs, y un largo etcétera.


La cuestión es que aquí vengo yo, hoy, a hablar de lo mismo. Les digo a otras que tres meses de búsqueda son poco para desesperarse, pero cuando los vivo yo, creerme que parecen eternos. Tres intentos son los que llevamos tras la luz verde en noviembre, pero justo desde entonces mis ciclos se han alargado, y mucho, llegando a los 39 días. Con lo cual, en esta tesitura me es muy difícil predecir cuáles son mis días fértiles. También es cierto, que con el mes que llevamos y con todo lo que ha pasado con mi padre, este mes era muy difícil que sucediera, como podéis suponer mi cabeza y mis fuerzas estaban en otros menesteres. Pero aún así, con un retraso de una semana, el pecho super hinchado y un dolor y sensibilidad brutal, que me quedaba dormida por los rincones cual marmota, y el cansancio que sufro, pues qué queréis que os diga, que ayer, tras una semana de ausencia de menstruación decidimos que era el momento de comprar un test y hacérmelo. Lo he hecho esta mañana a las 5, estaba tan nerviosa que no podía seguir durmiendo, y el resultado ha sido claramente NEGATIVO.

No sé si estoy obsesionando, hasta el momento creo que no, o si mi cuerpo o mi mente (o ambos juntos) me juegan malas pasadas. No soy de las que se hace un test en cada ciclo, jamás me lo he hecho ni antes de que me falte la regla, ni siquiera con un retraso de unos días (justo porque no soy regular y mis ciclos suelen ser largos), ni suelo tener eso que llaman "psicosíntomas", pero durante una semana he creído estar embarazada, más en los últimos días.

Sin embargo, lo peor no es creer estar embarazada, sino vivir ese momento, o esa incertidumbre con una mezcla entre ilusión y terror (con más de lo segundo, desgraciadamente). Y es que aunque piense que mi útero ya no está tabicado, no puedo evitar pensar "y si hubiera otra causa" y si algo fuese mal. Motivo por el cual en estos días he estado algo nerviosilla. Son ideas y sentimientos que quiero desterrar de mi cabeza, pero cuesta, y mucho, cuando ya has tenido dos pérdidas gestacionales.

No sé si es peor la tristeza de ver el negativo o el miedo a ver el positivo. De hecho mi ginecólogo me aconsejó que en cuento vea el positivo vaya a su consulta sin previa cita, por lo que tanta prisa, también me asusta. En principio no es más que para que "lo cojamos a tiempo", lo que a mí me suena a estar megavigilada desde el principio.

Veo en otros blogs y en foros que hay quien se toma cada día la temperatura basal, se hace test de ovulación (a veces inluso varios al día), observa su flujo, incluso en qué posición está el cuello del útero, y a mí todo esto me suena a chino, quizás porque quiero tomármelo como algo natural (que es como debiera ser), con calma, no forzar situaciones, que mi vida sexual no dependa de la temperatura, de un test de ovulación o de si mi flujo parece o no clara de huevo. He de reconocer que de esto útlimo si he estado pendiente, aunque no me aclare demasiado, y que tengo un test de ovulación en saliva en el que en los días fértiles salen helechos (por la presencia de estrógenos), pero no parece que me sea de mucha ayuda. También debo reconocer que soy inconstante para este tipo de cosas, tal vez porque no le veo la gracia. Pero ha llegado el momento de planteármelo, aunque sea durante el próximo ciclo (que acabo de inaugurar hoy, porque ha sido hacerme el test y unas horas después bajar la regla) para ver si voy conociendo mejor mi cuerpo y mi ciclo, y en una de estas acertamos. Incluso a veces, me comparo, y pienso que no lo estoy dando todo.

Y por supuesto, tengo que trabajar en perder ese miedo al momento del positivo. De hecho creo que hay una contradicción entre lo que quiero y deseo y lo que pienso. Me explico, no puedo desear algo tan fuertemente y al mismo tiempo tener miedo a que suceda.


A veces me gustaría tener la memoria de los peces, para olvidar ciertas cosas del pasado que me hacen no disfrutar íntensamente del presente, sobre todo viviendo viejos miedos que no tienen por qué repetirse. Y es que ayer, justo cuando andaba con toda esta incertidumbre, tuve que ir al hospital donde aborté por primera vez, donde me hicieron el legrado. Es cierto que fui a una cura en un pie (tengo una quemadura de segundo grado en el pie derecho desde hace casi un mes), pero no es el sitio al que suelo ir de forma habitual, pero por cuestiones varias, venía de otra ciudad, se me hizo tarde para la cura y tuve que acudir a urgencias. Era para otra cosas, pero yo estaba allí ,sentada en los mismos sillones en los que aquel día pasé más de dos hora esperando habitación mientras me retorcía de dolor y me desangraba, y para colmo, ayer ( un año y dos meses después y en un horario completamente diferente) me atendió la misma persona. No pude evitar revivir muchas cosas durante la espera. Y no sé si os lo he contado o no alguna vez, pero aquella vez, durante mi estancia en ese hospital (privado por cierto) me metieron en una habitación llena de cunitas, moisés y portabebés.

Otras veces, parece que viviera en cada ciclo un eterno día de la marmota. Porque después de la ovulación (o cuando yo considero que sucede), todos son precauciones por si estuviera embarazada, no puedo tomar antibióticos, o hacerme una radiorafía, o no debería tomar alcohol, o no sé si debería planificar un viaje, no sea que para ese momento me encuentre embarazada y el médico me lo desaconseje. Intento vivir todo esto con naturalidad, de verdad, pero a veces qué difícil es.


Siento el tostón que os he dado, pero hoy necesitaba este desahogo. He dicho mil veces que no escribiría de estas cosas, pero ahora me doy cuenta que no hay nada de malo en ello, y que esto forma parte de mí en estos momentos.

Gracias a  mi costillo  que es mi mayor y mejor apoyo, él también estará pasando lo suyo, pero lo lleva con más resignación y discreción.


8 comentarios:

  1. Como siempre, gracias por compartirlo con los que te leemos. Imagino que es complicado pero... todo llegará. Es normal tener miedo ante algo que desconoces por el momento, aunque a la vez te haga ilusión.

    ¡Un besote!

    ResponderEliminar
  2. Esther, qué pena me da lo que cuentas, porque aunque no pueda entenderte porque nosotros aún ni hemos empezado, sí que comparto contigo una cosa y es el deseo de ser madre. Sólo pensar que algún día podría pasar por algo como lo que has pasado tu me parte el alma, porque no creo que nadie se merezca perder a dos milagros.
    Mi hermana perdió uno el mismo día de mi cumpleaños, y cuando se volvió a quedar embarazada lo pasó tan mal y no se permitía el lujo de disfrutar que aún me acuerdo perfectamente... Mi hermana, una persona que nunca le ha tenido miedo a nada, tenía miedo a su propio cuerpo, yendo con pies de plomo por si las moscas... Y eso a mi me dolía en el alma porque veía que esa horrible experiencia le había robado una parte muy importante de sí misma.
    Espero que tú no dejes que te pase lo mismo, no pierdas tu esencia en esta búsqueda, que ya tienes dos ángeles de la guarda ayudándote en tu camino.
    Un beso, y siento no tener palabras para consolarte.

    ResponderEliminar
  3. Supongo que es complicado esto de desear algo con muchas ganas y al mismo tiempo tener miedo de que suceda, pero estoy segura de que cuando por fin suceda, porque va a suceder, estarás encantada de que haya llegado el momento tan esperado desde hace tiempo, aunque ahora estés hecha un lío.

    Qué mala pata haber tenido que volver al mismo hospital y que te atendiera la misma persona. Son cosas que pasan, ya sabes, pero lo importante es intentar no obsesionarse con el pasado y mirar siempre hacia delante. Que te esperan un montón de cosas buenas, y nosotros estaremos aquí tan felices de poder leerlas o incluso de que nos las cuentes algún día en directo. :-)

    Un abrazo enorme, y para tu costillo también, claro.

    ResponderEliminar
  4. No se puede borrar lo que ha pasado, solo preparar cuerpo y alma para que cuando llegue lo bueno arrase con todo! ánimos :*

    ResponderEliminar
  5. Haces bien en escribirlo, yo creo que siempre es mejor sacar las cosas fueras y escribir sobre algo que es tan importante en tu vida, resulta terapéutico.

    No me puedo imaginar lo que se siente en tu situación (soy demasiado joven e inexperta en la vida), pero es una lástima que los fantasmas del pasado nos influyan en el presente, y por desgracia es tan difícil de controlar... La verdad que lo del hospital ya es mala suerte, y que en tu situación la vez anterior te pusieran en un sitio tan inapropiado... en fin (a veces no nos damos cuenta de las repercusiones de los pequeños detalles).

    No obstante creo que por lo que sé a mi alrededor es mejor no obsesionarse, tomártelo como te lo tomas tú (o al menos intentas), de una forma más natural.

    Ojalá vivieras donde yo, te recomendaría a alguien que podría hacerte mucho bien en tu vida. No tanto en conseguirlo y tenerlo sano, si no en otros aspectos que has mencionado.

    Te deseo mucha suerte en tu búsqueda, mucha tranquilidad con los miedos y ánimo para los dos. Un beso.

    ResponderEliminar
  6. haces muy bien en compartirlo porque yo creo que todos los que estamos en esto te entendemos perfectamente y tmbn hemos deseado en algun momento esa memoria de pez. los meses desesperan pero sigue luchando porque cada uno es uno menos.

    He cambiado un poco el blog y me encantara tenerte en el
    www.vivirsinalma.es

    Besos

    ResponderEliminar
  7. El blog es una bitácora personal en la que podemos plasmar lo que queramos. Y está precisamente para eso, para desahogarnos, para escribir sobre las cosas que nos pasan y nos preocupan. Una cosa es verlo desde fuera y otra muy diferente vivirlo, es fácil decir "no te obsesiones" con la perspectiva de la distancia, pero en carnes propias resulta mucho más complicado. Mucho ánimo y mucha suerte en tu búsqueda. Te envío todo mi positivismo.

    ResponderEliminar
  8. maja, yo creo que todo lo que cuentas es normal. esa mezcla de miedo y alegría la tenemos todas, sea lo que sea lo que hayamos vivido, porque una vida es una cosa frágil y ese miedo estará siempre ahí pero es un miedo que viene con un reverso lleno de luz grande y esa es la luz a la que hay que mirar para que el miedo se haga pequeño.
    ¡ánimo! :***

    ResponderEliminar

Cuéntame